El Acoso a la Árbitra Adolescente Raquel Fernández en un Partido de Prebenjamines
Raquel Fernández, una joven árbitra de 13 años, se encuentra en el centro de la controversia tras ser objeto de acoso durante un partido de prebenjamines en A Coruña, donde niños de siete años disputaban el encuentro. La madre de Raquel realizó una conmovedora denuncia en redes sociales, resaltando el comportamiento intimidatorio que su hija tuvo que soportar por parte de personas adultas y jóvenes durante el encuentro. A pesar de que la niña porta un brazalete que la identifica como menor de edad, esto no fue suficiente para evitar el hostigamiento.
Los hechos ocurrieron en los campos cercanos a la emblemática Torre de Hércules, donde el delegado del club Victoria fue descrito como un "auténtico monstruo" por la madre de la árbitra, quien criticó su insistente controversia sobre las decisiones tomadas por Raquel. La situación se agravó aún más cuando, en lugar de mostrar apoyo hacia la joven, un entrenador y tres jugadores del equipo rival comenzaron a acosarla, reproduciendo un ambiente de miedo y agresión que afectó a la árbitra. La presión llegó a ser tan intensa que, incluso algunos de los pequeños jugadores comenzaron a dudar de sus decisiones.
Esta situación escalofriante fue también evidente en la grada, donde los espectadores comenzaron a increpar a Raquel. Las acciones de los delegados de ambos clubes enfrentados han acarreado consecuencias: uno de ellos ha recibido una sanción de hasta tres meses por su comportamiento.
En un entorno donde la arbitraje infantil debería fomentar la camaradería y el crecimiento personal, el caso de Raquel Fernández es un recordatorio preocupante sobre la importancia del respeto y la protección hacia los menores. A pesar del acoso, Raquel se mostró decidida a no abandonar su pasión por el arbitraje, afirmando: “Porque unos chicos digan que no valgo para nada, no dejaré de hacer lo que me gusta”.
Este incidente subraya la urgente necesidad de crear un entorno más seguro y respetuoso para todos los participantes en el fútbol juvenil. Si bien las sanciones impuestas son un paso en la dirección correcta, se hace vital que la educación y la sensibilización entre padres y delegados se conviertan en una prioridad fundamental para erradicar la cultura del acoso en el deporte.